Buenos días,
Esta entrada es muy especial, por todo el trabajo que llevó, pero sobre todo por la ilusión de prepararlas y del día que las dimos.
Como os decía un par de entradas atrás, en el curso de Joana Cazorla, hicimos un diseño que me encantó y que encajaba perfectamente con una idea que me rondaba por la cabeza, y Joana me dió el beneplácito de usar su diseño para hacerlo.
La idea, en sí, era la búsqueda de las galletas para mi boda. Quería dar a los invitados, algo muy personal, algo hecho por mí, y al final algo de los dos, porque para esta ocasión tuve un ayudante de lujo, mi futuro marido.
Las galletas, fueron un tabajazo, porque teníamos que hacer al menos 120 unidades para que, en caso de accidente, tuviéramos de sobra para todos.
Y así nos pusimos manos a la obra….. lo primero los corazones, que fueron apareciendo poco a poco.
Luego hornear, con una media de 4 galletas por horneado, que además tarda mucho más debido al tamaño de las galletas, imaginaros la cantidad de masas y horneados que tuvimos que hacer.
Después, nos pusimos con el recubrimiento de galsa, 5 kg de azúcar glas, nada más ni nada menos:
Poco a poco, iban cogiendo forma… He de admitir que hubo momentos de desesperación en el proceso, parecía que el trabajo no se acababa nunca:
Además, antes de terminar las galletas, nos surgió otro problema, el empaquetado. Si, inicialmente iban a ir en sus bolsitas con sus etiquetas, pero nos dimos cuenta de que eran demasiado delicadas, y que podíamos tener un desastre en el transporte, así que empezamos a buscar posibles empaquetados, y encontramos una página que nos dió una idea. Una caja con la base blanca y la parte de arriba transparente, especial para alimentos. Esta cajita, la tenían de varios tamaños pero no del que queríamos, y pese a todo, pedimos una caja por galleta, os dejo el enlace: https://selfpackaging.es/
Cuando llegaron y montamos la primera, vimos que eran muy anchas para meter una sola galleta, así que mi futuro, tuvo la gran idea de probar cómo quedarían dos juntas, idea que nos encantó, y así empaquetamos casi todas de dos en dos para las parejas y de una en una para los solteros.
Las etiquetas las estampamos con el sello que nuestra amiga Natalia nos regaló, y la tinta, las etiquetas y los lazos los compré por Amazon.
El traslado, fué complicado, las metimos todas en una gran caja, entre metros y metros de papel de burbujas, y cruzamos los dedos para que con el traqueteo del camino no se rompieran los corazones…
Siiiiiii…. llegaron intactas!!!!
Os diré, que a los invitados les encantaron, muchos les dieron un buen tiento a las galletas y otros se las llevaron, porque les ¡daba pena comerlas!.
Un vez más gracias a Joana, por prestarnos su diseño, y a mi ayudante favorito por su paciencia, y a mis compis de trabajo por aguantar las 3 semanas de lamentos, que duró la fase de creación de las galletas.
Besos dulces,